Friday, November 21, 2014

La cuestionable levedad de la música

    El artículo del periodista norteamericano Alex Ross me causó una extraña sensación por lo que implica su conjetura de que “la mejor música es aquella que nos persuade de que no hay otra música en el mundo", que en mi opinión contradice de alguna manera la paradoja que está tratando de defender.




Leyendo un artículo del periodista norteamericano Alex Ross – devenido exitoso escritor de textos sobre música, especialmente con su best seller The Rest is Noise – me llamó poderosamente la atención la siguiente frase: “La mejor música es aquella que nos persuade de que no hay otra música en el mundo. Esta mañana, para mí, fue la Quinta sinfonía de Sibelius; anoche fue Sad-Eyed Lady of the Lowlands de Bob Dylan; mañana podrá ser algo completamente nuevo”.

Bueno, no es mi interés hacer una crítica de su artículo en mi blog por muchas razones, entre las cuales está que no tenga tiempo ni espacio para explicarlas. No obstante, repito, me causó una extraña sensación.

Digo esto – y perdonen que me extienda un poco antes de caer en el meollo de la cuestión que me interesa exponer – porque inicia el artículo diciendo claramente que odia el término de “música clásica” y de ahí en adelante hace toda una crítica reflexión sobre las cosas que, según él dañan, al género, utilizando definiciones como “elitismo mediocre”, “superioridad intelectual”, “música culta”, “música seria”, etc., etc. Entrando ya en materia pienso que hace más daño a la llamada música clásica lo que se puede interpretar de la frase de marras – ¡más claro ni el agua! – que todo lo que critica en su artículo.

Parece una especie de “teoría de la conspiración” la manía que han adquirido algunas personas con cierta resonancia mediática de asumir que, cuando se trate de música, se puede meter todo “en el mismo saco” sin ningún tipo de problemas. Estoy francamente aburrido de esos “bocadillos de moda” del tipo “adoro a Mahler y a The Ramones”, o “me encanta Schoenberg y Massive Attack”, o “The Beatles son los Beethoven (¡sí en plural!) del siglo XX”, entre otras t... t... t... teorías.

Ya sé que estamos en la globalización y en la era del “vale todo” y que hay que decir las cosas “políticamente correctas” para que nadie se sienta ofendido, en fin… Pero no obstante, vuelvo a uno de los ritornellos eternos de este blog – ya casi en forma de Rondó, con muy pocas variaciones – y es que la música es la Cenicienta o está maldita, una de las dos, seguro. Déjenme explicarme bien y claramente para que no haya malos entendidos, ok? Estoy enteramente de acuerdo en que en temas de gustos no hay nada escrito y que cada persona puede elegir libremente qué le apetece o no. Y por ende nadie se puede sentir ofendido porque a alguien le guste Ligeti y los Rolling Stones de la misma forma.

Yo, personalmente, nunca he tenido reparo alguno en admitir que me gusten músicas tan distantes y diferentes como las de Alban Berg y el Trío Matamoros; los que me conocen saben que no miento. Lo que quiero decir es que ese tipo de opiniones “desprejuiciadas” siempre son emitidas por personalidades de reconocido prestigio cuando se trata de la música.

¿Por qué digo esto? Pues porque la diferencia que hay entre la Quinta Sinfonía de Sibelius y una canción de Bob Dylan, es igual – e incluso aún mayor – que la que pueda existir entre una novela de Marcel Proust y una de Dan Brown, o entre una película de Bergman y otra de Steven Spielberg, o entre un cuadro de Van Goh y un comic de Alan Moore. ¡Pero a ningún entendido en literatura, pintura o cine se le ocurre decir semejante cosa! ¡Qué va! ¡Qué dices! ¿Estás loco, comparar a Visconti con Luc Besson? ¿O Thomas Mann con Ken Follet? ¿O Delacroix con Frank Miller? ¡Qué barbaridad estás diciendo!

Pero claro, con la música todo se puede, ¿no? Por supuesto que es “guay” y “mola” decir que me gusta Brahms y Lou Reed o Bruckner y Tom Petty, pero… nadie se atreve a poner por escrito que hoy se levanta, lee el Ulises y cuando termina – a la semana o el mes siguiente – se lee el Código de da Vinci. No, seguro que no. Eso nadie lo escribe ni lo dice en público, porque NO ES CORRECTO.

He alternado en ocasiones con gente del mundo del cine – algunos con estudios adquiridos en centros de formación de cierto renombre – que pueden llegar a ofenderse si alguien habla de actores como Denzel Washington o Julia Roberts, ya que según sus propias escalas de valores están dentro de lo “comercial” y no “artístico”. Son los mismos que viajan con total facilidad de Coltrane a Coldplay y lo dicen a voz en grito, sin prejuicios, como Alex Ross...

En fin, será que la música es un arte menor y soy el último en enterarme. ¿O tal vez estoy equivocado y en vez de ser su levedad, sea su peso ese handicap? Realmente no lo sé.

Acerca del Autor
Archi AlpizarFernando (Archi) Rodríguez Alpízar es compositor, pianista, arreglista y profesor. Licenciado en Música. Nació en Matanzas, Cuba.

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