- Justo del otro lado de su dormitorio, la avileña Yurisleidy Calderón Valdés y sus tres niños en edad escolar sufren el "aroma" y la presencia de varios corrales de cerdos.
- Jesús Arencibia Lorenzo, La Habana
Especial para CubaenVivo
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"Para que entiendan mejor mi situación —apunta la remitente— les diré que la pared de mi cuarto sirve de pared a uno de los corrales. De más está decir que no cuenta con ninguna higiene y que día y noche estamos respirando ese olor desagradable. La fosa está llena y desbordada, y en muchas ocasiones mis niños han estado en contacto con los excrementos de esos animales, porque al lado de la pared, cada vez que llueve se hace un charco..."
Relata la mujer que durante cinco años se ha quejado, por escrito y personalmente, a las autoridades pertinentes del territorio, y aunque se han emprendido algunas acciones, la solución definitiva no ha aparecido.
Según le han informado —sostiene— los infractores han sido objeto de multas en varias ocasiones, pero a la larga todo sigue igual. "El pasado 4 de Agosto me dirigí a los inspectores del Poder Popular y al visitarlos encontraron nuevamente mala higiene, fueron multados y les dieron un mes de plazo para sacar los cerdos. En efecto, los sacaron, pero solo para dos o tres días después volver a llenar la cochiquera", evoca la lectora.
Pero eso no es lo peor —señala—, pues a no más de tres metros de distancia del lugar construyeron una cuadra para caballos donde está el abasto de agua del hogar de Yurisleidy y de varias oficinas, entre ellas la Subdirección de la Agricultura municipal.
"Nuestro país vive en una constante lucha contra las enfermedades epidemiológicas y esta inadecuada higiene ambiental puede ser la causa de proliferación de tales enfermedades. Mis hijos tienen todo el derecho a crecer en un ambiente limpio y sano", reflexiona la madre avileña.
Y este reportero, que como cualquier cubano comprende cuánto han impulsado las necesidades económicas diarias a la cría de cerdos aun en lugares inadecuados, también razona que estas necesidades no pueden llevarnos a traspasar los límites imprescindibles para mantener la salud. Máxime si se trata de la salud de otros, que no tienen ni un chicharrón en el asunto.
En Calle R, No. 18-C, Georgina, Primero de Enero, Ciego de Ávila, Yurisleidy Calderón Valdés y sus muchachos esperan respuesta.
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