- Luego de haber sido intervenido quirúrgicamente por un equipo de neurocirujanos en el CIMEQ, José Alejandro Rodríguez, agradece a la vida la posibilidad de recompensar con gratitud a las muchas personas que se interesan por su salud.
- Por: Zenaida Ferrer Martínez, La Habana
Especial para CubaenVivo
[caption width="350" align="alignright"]
Las lágrimas en sus ojos y la voz entrecortada me reafirman más las fibras sensibles de este colega, querido por muchos, que quiere ser tan elocuente como siempre para mostrar gratitud ante la vida, su familia, los médicos y el personal todo del Centro de Investigaciones Médico Quirúrgicas (Cimeq), sus colegas de cualquier rincón del país y las personas que como lectores, oyentes, televidentes, se han preocupado por su salud.
José Alejandro Rodríguez hace un gran esfuerzo para que yo entienda (yo en calidad de periodista, porque la humedad de mis ojos le demuestra comprensión), lo deslumbrado que está por el descubrimiento de cuán amado es. “Tantos mensajes, tantas llamadas, tanta gente preocupada haciendo saber a mi familia y a la Upec su solidaridad y apoyo. Ha sido tremendo”, dice, y de modo discreto se limpia la mejilla.
En su cama en el área hospitalaria del Cimeq, Pepe parece haber traspuesto por tercera vez la frontera entre la vida y la muerte.
Víctima de una caída que le produjo una herida en la cabeza de apenas cuatro puntos en el lado izquierdo, el contragolpe le produjo un hematoma subdural en el lado derecho. Así me lo explica la doctora Ludy Peñate Rodríguez, residente en medicina interna quien atiende la sala donde está el paciente impaciente, que es Pepe.
“La tumografía de cráneo simple que se realizó el día 12 de Octubre confirmó ese diagnóstico por el que fue hospitalizado y en un principio tuvo una evolución positiva, hasta que el Miércoles último empezó a hacer un cuadro agudo de cefalea intensa, vómitos, cambios de conciencia, relajamiento del esfínter vesicular y otras manifestaciones que nos llevó a realizarle un TAC evolutivo”. Se apreció entonces un aumento ligero del hematoma en cuestión, además de signos evidentes de edema cerebral, algo que ya casi estaba controlado con medicamentos desde su ingreso.
Se impuso la opinión de los especialistas de llevarlo al salón de operaciones, donde el Jueves 23, se le practicó una craniectomía en región paratemporal derecha, con la que se logró evacuar todo el coágulo, nos cuenta la galena.
Momentos antes de nuestra visita, Pepe había sido revisado concienzudamente por un eminente neurocirujano, que constató su evolución favorable. Ahora se mantiene en reposo absoluto (aun no se moviliza) y es tratado con medicamentos antiedemas y para sus enfermedades de base, cardiovascular y diabetes, así como una dieta rigurosa.
Es comprensible su emoción y su olvido en el momento en que dialogamos, de los nombres exactos de los médicos que le hicieron la complicada operación quirúrgica, pero no quiere dejar de tener palabras hermosas hacia ellos tres, Diego, Marcelo y ¡ah, ahora no recuerdo el nombre del otro!, pero son excelentes doctores y recibí una atención de un hospital del primer mundo.
“Les estoy muy agradecido”. La mejor sanación que puede tener una persona se recibe aquí, donde a todos se nos trata con humanidad y solidaridad, me cuenta. “He visto cómo se trata el dolor, como se comparte por enfermeras, paramédicos, personal de limpieza y de servicio, además claro está de los médicos, todo un grandioso equipo integrado por tremendas personas, que hacen gala de las mejores virtudes de la condición humana”.
Junto a su novia de la universidad y esposa de más de cuatro décadas, la incansable Mercy, este ilustre colega, Premio Nacional de Periodismo José Martí, quiere disculparse por si le ha faltado elocuencia, por la emoción que le embarga, por causar molestias, no sabe el muy amado periodista, que el gremio festeja que haya Pepe para rato, y se apunta al movimiento creado por su entrañable amigo Michel “Todos por Pepe”.
No comments:
Post a Comment