- El otro día, Fidel Castro escribió una columna de opinión para el periódico estatal de Cuba, Granma, como lo ha hecho periódicamente desde su retiro. Él prodiga elogios a un editorial del New York Times que pidió el fin del embargo comercial de Estados Unidos en Cuba.
- Consejo Editorial del Washington Post
Traducción e Ilustración CubaenVivo
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Pero el Sr. Castro tenía una queja: The Times mencionó el acoso a los disidentes y la muerte aún no explicada de un destacado exponente de la democracia, Oswaldo Payá, y un activista más joven, Harold Cepero, en un accidente automovilístico hace dos años.
La afirmación de que el gobierno autoritario de Cuba todavía tenía que explicar la muerte fue "calumniosa, una acusación barata", farfulló el Sr. Castro. Entonces siendo esto así, ¿por qué Cuba no hecho algo para disipar la niebla de la sospecha que aún persiste sobre esas muertes? Si la acusacion es calumniosa, entonces hace mucho que es hora que el señor Castro ordene una investigación a fondo de lo que ocurrió en aquella aislado carretera cubana el 22 de Julio del 2012. Todo lo que hay hasta ahora es sólo un burdo intento de encubrimiento y negación.
Sabemos algo sobre lo que pasó, gracias a la versión del testigo presencial Ángel Carromero, el joven político español que estaba al volante del coche de alquiler que transportaba ademas a Payá y a Cepero a una reunión con simpatizantes. Muchos de los partidarios de Payá en el proyecto más tarde fueron detenidos y encarcelados.
Carromero, quien visitó Washington la semana pasada, nos dijo que el coche estaba siendo seguido por la Seguridad del Estado cubana desde el momento en que salió de La Habana. Dijo que sus conversaciones con El Sr. Payá durante el viaje eran mayormente sobre el Proyecto Varela, valiente campaña de petición del Sr. Payá en el 2002 buscando garantizar la democracia en Cuba.
Después del accidente, el Sr. Carromero fue presionado por las autoridades cubanas a describirlo como un accidente causado por su exceso de velocidad irresponsable. Pero él nos reiteró la semana pasada que lo que realmente sucedió es que el coche de alquiler fue embestido por detrás por un vehículo con matrícula estatal. Carromero nos mostró fotografías del vehículo dañado, el daño que parecían incompatibles con un accidente causado por exceso de velocidad.
Pero los detalles precisos de lo sucedido son desconocidos y tienen que ser aclarados por una investigación creíble. La familia del Sr. Payá ha buscado una investigación por dos años, sin éxito. Cuando la Comisión Interamericana de Derechos Humanos de la Organización de los Estados Americanos envió una solicitud de aclaración a Cuba sobre el caso, no obtuvieron respuesta. Nada.
El embargo de Estados Unidos se ha relajado considerablemente en los últimos años para permitir cientos de millones de dólares de exportación de alimentos y medicinas, además de los bienes de consumo suministrados a los cubanos por sus familiares desde los Estados Unidos. La cuestión es si una mayor apertura es meritoria.
La persecución de los disidentes del régimen es incesante y el norteamericano Alan Gross sigue encarcelado bajo acusaciones falsas.
Mientras que Cuba ha jugueteado con la liberalización económica y ha levantado las restricciones de viaje para algunos, no vemos ninguna señal de que los Hermanos Castro están aflojando su garra. El levantamiento total del embargo ahora sería aceptar y premiar su intransigencia.
Una concesión tal como terminar el embargo comercial no debe ser cambiado por nada. Debe hacerse cuando Cuba garantice una auténtica libertad de su gente, la meta anhelada por el Sr. Payá.
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